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¿Nuestro reino de las buenas maneras?

¿Nuestro reino de las buenas maneras?

Yo traía un sombrero, le pedí quitármelo en señal de cortesía para dirigirme a ella. Primero el saludo cordial, con humildad, tal como le escuché minutos antes cuando el  amigo Arístides Vega Chapú presentaba su libro “El Reino de las Buenas Maneras” en una de las primeras sesiones del festival de los comunicadores villaclareños “Casa de cristal”.

¿Me permite entrevistarla? La Doctora en Ciencias Emma Cárdenas Acuña, profesora de Protocolo y  Ceremonial Diplomático asiente con su cabeza en señal de aprobación.

Graduada de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana, pero desde hace 30 años es profesora del Instituto Superior de Relaciones Internacionales en La capital. Emma Cárdenas contaba con un amplio bagaje por su experiencia profesional. Había trabajado en distintas embajadas, como las de Rumania, Francia, Italia, Yemen y Namibia, que le permitió conocer las costumbres y comportamientos de las personas y sirvió de mucho en su labor pedagógica. Pero la familia influyo mucho en su formación personal.

La materia que imparte es indispensable para los profesionales de su ramo y asevera: “Me enamoré de la docencia. Si volviera a nacer volvería a hacerlo porque eso me hace sentir verdaderamente realizada”. Con sus conocimientos y la experiencia de los años vividos Emma Cárdenas valora las conductas de los miembros de nuestra actual sociedad:

“Hoy la escuela no lo puede enseñar todo, pues el niño permanece los primeros años en la casa pero las buenas maneras van de la mano de padres y maestros.”

Un hombre ejemplo de ética y de buenos modales era sin dudas Raúl Roa García “El canciller de la dignidad” del cual la doctora Emma nos comentó.

"Estuve muy cercana a él, era un hombre maravilloso y además atento pendiente de las cosas que ni usted se imagina. Lo admiré siempre por su humildad y manera de expresarse. Es un digno ejemplo para la diplomacia cubana".

Agradecí a la doctora  la entrevista me despido de una mujer encantadora que por varios minutos me recordó a mi madre por la dulzura de su voz y fina educación que hoy luego de varios años agradezco y transmito a mis hijos  para multiplicar en familia el Reino de las buenas manera.

 

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